Los mexicanos votan en referendo sobre el presidente

Los mexicanos votaban el domingo sobre si su popular presidente debía completar su mandato de seis años o abandonar el puesto tras cumplir apenas la mitad y la gran pregunta no parecía ser el resultado sino cuánta gente participará en la consulta.

El llamado “referendo revocatorio” es un ejercicio nuevo para el país y un tanto paradójico porque quien lo alienta es el propio mandatario Andrés Manuel López Obrador, que mantiene un apoyo de alrededor del 60 % de la población, mientras que quien lo critica duramente es la oposición, que en parte llamó a los mexicanos a quedarse en casa.

El goteo de votantes comenzó desde por la mañana pero parece improbable que se consiga una participación del 40 % del electorado, el mínimo imprescindible para que el referendo sea legalmente vinculante. En consultas populares previas, como en la que se preguntaba si varios expresidentes debían ser procesados, apenas participó el 7 % de los votantes.

Quienes se acercaron a las urnas insistían en la importancia de mostrar su apoyo al gobierno o simplemente ejercer un derecho. “De eso se trata la democracia, de la vigilancia”, dijo Gerardo León, un abogado que votó al norte de la capital.

Otros, sin embargo, lo consideraban innecesario. “El presidente ya fue elegido para un periodo entonces no es necesaria una votación donde se se decida si debe continuar”, afirmó Alberto Rocha, un funcionario de 52 años que no votó porque aunque se mostró a favor de este tipo de consultas, dijo que sólo son útiles cuando “lo pide la ciudadanía, no cuando lo pide el gobierno”.

Desde el gobierno se siguió alentando a la participación durante toda la jornada para que “nadie se sienta absoluto”, dijo López Obrador tras emitir su voto en el centro de Ciudad de México.

Los críticos han tachado la consulta de desperdicio de dinero -casi 80 millones de dólares- y una forma de movilizar a las bases de apoyo del presidente a mitad de mandato.

Muchos de ellos, de los sectores más humildes, sienten que ahora les escuchan. “Ya basta con no tomarnos en cuenta”, indicó Fracisco Salmerón, un barrendero de 61 años que pensaba ir a las urnas en cuanto acabara su turno de trabajo.

Para un hombre conocido por estar en constante campaña, la revalidación de apoyo esperada tiene sentido por el mero hecho de realizarse el ejercicio. Pero para un presidente que hace hincapié en la austeridad, plantea serios interrogantes, aseguran los opositores.

Algunos electores destacaban otro elemento. “Siento que ahorita no le puede afectar al presidente”, dijo Ana Patricia Perusquía. Esto “es para el futuro, para que quede el precedente de que se puede hacer una revocación”.

La mayoría de los partidos de oposición han pedido que los votantes no acudan a la votación pero en algunos puntos, como en la autopista que conecta la capital con el Estado de México, feudo del opositor Partido Revolucionario Institucional, no faltaron los carteles de campaña diciendo “vota, pero para que se vaya”.

Morena, el partido del mandatario, se ha esforzado por instar a sus bases a acudir a las urnas, mientras que el presidente ha sido criticado por dedicar miembros y recursos del gobierno a promocionar la consulta. Varios miembros de su gabinete fueron incluso amonestados por este motivo.

Ante este escenario, la cuestión principal será ver cuántos votantes acudirán a votar y, según Patricio Morales, analista del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la falta de concienciación sobre el referendo y el posible desinterés de los votantes podrían pesar en la participación.

La consulta avivó, además, una disputa entre López Obrador y la autoridad electoral mexicana. Después de que los legisladores de su partido redujeran el presupuesto del Instituto Nacional Electoral, el centro dijo que no tenía el dinero para celebrar la consulta, que en un principio se estimaba costaría más de 191 millones de dólares.

El INE suspendió en diciembre el proceso para el referendo alegando que no tenía recursos suficientes pero luego tuvo que reactivarlo tras una sentencia de la Suprema Corte de Justicia que le ordenó seguir adelante con la votación. Varios ajustes redujeron su coste en más de la mitad.

Fuente: AP