“La cultura es la esencia donde se mueve el ser humano”
Roldán Mármol formó parte del Movimiento de los 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular. Fue primero coordinador nacional y luego delegado del Caribe ante la coordinación continental junto con Rigoberta Menchú y Evo Morales.
Esa experiencia lo ayudó bastante, ya que la convivencia y el intercambio con chamanes y dirigentes indígenas de Centroamérica y Suramérica lo motivaron a dejarse crecer el pelo, algo que ha sido parte de su identidad, de su integridad social y humana hasta hoy en día.
“Tuve la oportunidad de compartir con esas poblaciones indígenas y ver su sensibilidad humana, ese respeto a la madre tierra, al planeta, lo que ellos llaman la pacha mama ha sido una etapa muy importante en mi vida”, manifestó Roldán, quien considera la cultura como la esencia donde se mueve el ser humano.
- Primeros años
Nací en Río Verde, La Vega, pero cuando tenía cuatro años mi familia se mudó a Santo Domingo, a la calle Ramón Cáceres, ensanche La Fe. Luego nos mudamos al barrio Las Flores, Cristo Rey en la calle 33, casi esquina 38. Estudié parte de la primaria en la escuela de Cristo Rey, en la calle 41, allí tuve mi primera experiencia a nivel teatral, me invitaron a hacer el personaje de Jesucristo en una obra infantil. El tercero y cuarto los cursé en el Colegio San Pablo Apóstol, en La 40 de Cristo Rey, su iglesia está construida encima de la Cárcel La 40. Siempre recuerdo al padre Eulalio Arias, era muy vinculado a mi familia, iba casi todos los días a mi casa a tomar café, a comer con nosotros. Fui monaguillo junto a Alfredo Pacheco, actual presidente de la Cámara de Diputados, vivíamos pared con pared, compartíamos mucho, somos grandes amigos. En Cristo Rey tuve mis primeros amigos y amigas, jugar en la calle era parte de nuestro entretenimiento. Como en el sector casi nunca había agua, nos levantábamos de madrugada para ir a la llave pública. En Cristo Rey conocí a José Rijo, actual director de Presupuesto, él me dio clases en cuarto y quinto de primaria. Nuestra amistad se ha mantenido hasta hoy en día”. - Vínculo con el campo
A pesar de vivir en Sano Domingo, siempre tuve un vínculo muy estrecho con el campo. Todas las vacaciones me las pasaba en la casa de un primo segundo de mi papá que se llamaba Juan Bello, él me enseñó a valorar la tierra, la agricultura, a sembrar, a ordeñar las vacas, a levantarme a las cuatro de la mañana para arrear los animales, tenía crianza de pollos, guineas y cerdos. Esos valores sencillos de cotidianidad fueron fundamentales para mí, incluso tenía hasta una estrecha relación con las matas de mango y de aguacate. Hace días visité a sus hijos y para mí es como parte de mi cordón umbilical con mi origen”. - Núcleo familiar
Mi papá se llamaba José Abraham Mármol, pero le decía Balán, fue oficial de la Policía, además fue franqueador de Trujillo en los últimos años. Recuerdo que papá andaba en una Harley Davison, su vestimenta era algo que me impactaba, usaba botas altas y una forma de chaqueta muy imponente. Como las Harleys tienen formas de baúl a los lados, él las llenaba de frutas, vegetales y víveres, nosotros nos entreteníamos sacándolos de ahí. Papá siempre fue muy detallista, cuidadoso, protector, cariñoso, aunque también era muy autoritario y exigente en cuanto a la educación. Nos transmitió el compromiso, la moral en la casa, el respeto y amor hacia los demás. Finalmente terminó como oficial de carretera en la Autopista Duarte. Mi mamá, Sofía Hernández, siempre se preocupaba porque tuviéramos sensibilidad y solidaridad con los demás. Era costurera, aportó mucho a nivel económico en la casa, a veces amanecía cosiendo camisas y pantalones para venderlos. Mamá fue un ser extraordinario. Ambos nos entregaron lo mejor de sí. Somos siete hermanos de padre y madre, seis varones y dos hembras, y un hermano de padre. Cuando se pensaba que yo era el último llegó mi hermano Fernando sin mamá estarlo esperando, ella ya con 40 años”. - Relación con el arte
Mi papá también tocaba la guitarra, era bohemio, le gustaba la música mexicana y el tango, Gardel era un ídolo en la casa. Un día mi mamá dolorosamente le vendió la guitarra, decía que como militar siempre lo trasladaban de provincia, entonces cuando llegaba a la casa se la pasaba tocando guitarra, venían sus amigos a tomar tragos, se iban a dar serenatas y ahí venían los conflictos. Un día mamá aprovechó que él no estaba en la casa y la vendió, eso fue difícil por un tiempo, pero luego mi hermano que también tocaba guitarra compró una y ahí yo también aprendí a tocarla, me enseñó un vecino que se llamaba Miguel. Creo que a partir de ahí empecé a relacionarme con la música, aunque ya venía de mi experiencia en los famosos viernes culturales en el San Pablo, donde cantaba, declamaba e inventaba composiciones”. - Aprendizaje
Cuando cursaba el séptimo curso, vi un anuncio en un periódico del Instituto Politécnico Loyola que llamaba a estudios técnicos de agronomía, entonces le dije a mi papá que cuando terminara el octavo quería hacer ese curso. Hice la prueba y me admitieron, viajaba diario a San Cristóbal, me levantaba a las 3:30 de la mañana, tenía que caminar hasta la Nicolás de Ovando para abordar el autobús, mi papá me acompañaba. Recuerdo que regresaba a la casa en la tardecita noche. La agronomía fue la motivación de la vuelta a la tierra, al contacto con la naturaleza, una búsqueda humana que tenía en ese momento que no me lo explicaba. Hice tres años de agronomía, ahí conocí al profesor Marcano, el padre de la botánica nacional, sobre la flora y la fauna dominicana, a trabajar más la tierra, a hacer los injertos, a identificar las plantas endémicas de la isla… Para mí fue un aprendizaje extraordinario”. - Búsqueda artística
En el Loyola protagonicé un documental sobre la historia del politécnico, el padre José Luis Saez me introdujo de alguna manera. Los viernes hacíamos El show después de la gravilla, que era el nombre que le pusimos popularmente a las comidas, porque el arroz que servían era un poco duro. También comencé a desarrollarme en mi búsqueda artística, cantaba los fines de semana, hacíamos teatro, pero buscaba algo más que la agronomía, entonces volví a la capital y terminé el bachillerato en el Colegio Padre Billini de la Zona Colonial. Luego, entré a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en el 78 sin tener claro lo que iba a estudiar. En la universidad empezó mi contacto con mucha gente que marcaron mi filosofía de vida y mi percepción de la sociedad como Wilfredo Lozano, director del instituto de Estudios Migratorios; Rubén Silié, diplomático, Luis Gómez, investigador, la italiana Dianna Ianny, especialista en temas de sociología política…. Empecé a identificarme más con las ciencias sociales, conocí a Rosenverg, antropóloga norteamericana, la primera que hizo investigación y estudios sobre el gagá en el país; a Dagoberto Tejeda y al Grupo Convite, en ese momento el gran referente de la investigación de la musicología, José Rodríguez era de los que hacia las letras, murió hace años. Decidí estudiar Sociología motivado por esos contactos y por esa experiencia antropológica”. - Grandes artistas
Con el Grupo Convite viajamos por primera vez al Festival Mundial de la Juventud en la Habana, Cuba, yo un adolescente. Fue una experiencia extraordinaria tener contacto con grandes artistas del mundo, era el momento de efervescencia de la nueva canción, de la canción de contenido, de protesta… Fuimos con Víctor Víctor, Sonia Silvestre, Luis Díaz, entre otros grandes exponentes de la nueva canción dominicana. Después, salí del Grupo Convite y me integré al Grupo Palemba junto con José Duluc. Comenzamos a mezclar la música dominicana con otros ritmos del caribe, entre ellos los de Cuba, Puerto Rico, la bomba, la plena, bachata, entre otros. Después de un tiempo salí de Palemba y comencé mi carrera como cantautor en 1984, cantaba junto a Xiomara Fortuna, nos las pasábamos en los campos, en las patronales, en los clubes culturales, duramos muchos cantando juntos”. - Experiencia inolvidable
Una experiencia inolvidable fue el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en la Unión Soviética en Moscú. Recuerdo que llegamos varios días antes del festival, nos hicieron un recorrido por las ciudades de Kiev, Ucrania, Mocuba, entre otras zonas. Fue una experiencia fuera de seria, el montaje a nivel técnico, el contacto con artistas de África, Europa, de toda América… Visitar el mausoleo de Lenin, ver la forma en que se ha mantenido la Plaza Roja… Otra gran experiencia fueron unos festivales en Brasil, en Salvador de Bahía que tienen mucha similitud con nuestra cultura. Tuve también la oportunidad de ir varias veces al mercado cultural de Medellín, Colombia. Eso fue un referente para mí, de hecho la primera vez que aquí se debatió el tema de Mercadeo Cultural, nosotros trajimos al especialista colombiano Octavio Vélez, organizador de grandes festivales en Colombia, eso fue en 1997”. - Referentes de trabajo
El Colectivo de Trabajo Cultural fue una gran experiencia, fue el primer espacio organizativo que tuvimos en los años 80. Luego vino mi trabajo en el Centro Dominicano de la Educación (CEDE), que fue uno de los grandes referentes de trabajo de educación popular en el país. Ahí trabajé en el proyecto del V Centenario. Fue una etapa muy importante en mi vida, en ese momento se celebraba de manera oficial el V Centenario, fue en el período de Balaguer. Entendíamos que teníamos que hacer una conmemoración más crítica sobre los aportes que hubo en ese período de la colonia y la conquista, pero también todo lo que afectó a nivel de identidad, reivindicar todos los aportes de la parte indígena y africana que no querían ser reconocidas. Formamos parte del Movimiento de los 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, primero fui el coordinador nacional y luego delegado del Caribe ante la Coordinación Continental junto con Rigoberta Menchú y Evo Morales. Eso me ayudó mucho, incluso el crecimiento de mi pelo viene de la convivencia y del intercambio con chamanes y dirigentes indígenas de Centroamérica y Suramérica. Tuve la oportunidad en todos esos años de compartir con ellos y ver su respeto a la madre tierra, al planeta, lo que ellos llaman la pacha mama. Ver la sensibilidad humana de esas poblaciones indígenas y ese respeto a la naturaleza decidí dejarme crecer el pelo y eso ha sido parte de mi identidad, de mi integridad social y humana hasta hoy en día. Luego formamos la Fundación Cultural Bayahonda en 1996 junto con muchos artistas de todas las áreas”. - Propuesta innovadora
Cuando dirigimos Bayahonda, ya estábamos debatiendo en el país el movimiento cultural y creativo a nivel latinoamericano que se estaba realizando en Colombia. Esos contactos de los festivales, de los mercados culturales nos ayudaron muchísimo para traer una visión también distinta a la República Dominicana y tratar de impulsar una propuesta innovadora, transformadora en el campo sociocultural. Por primera vez grabamos el volumen uno de la música raíces, originaria de nuestro país. También, la salve, los palos, el gagá, entre otros ritmos. Eso fue una ruptura a nivel de identidad en la República Dominicana. Cuando sacamos ese proyecto se transformó la canción Yo soy Ogúm-balenyó”.
Natalia Mármol, su mayor orgullo
“Tengo una hija, Natalia Mármol fruto de la relación que tuve con la comunicadora Very Candelario. Ella es del área de la comunicación y es una activista muy dedicada, ha sido una bendición completa, estoy súper orgulloso de ella como ser humano, como profesional, por su rol social, político y por su compromiso y sensibilidad. Natalia es un ser humano fuera de serie. Mantenemos un vínculo hermosísimo de padre a hija, de amigos y de seres humanos comprometidos con el país y con la humanidad”.
Recuerdos
En el barrio de Cristo Rey tuve mis primeros amigos y amigas, jugar en la calle era parte de nuestro entretenimiento”.
Actuación
En el Loyola protagonicé un documental sobre la historia del Politécnico, el padre José Luis Sáez me introdujo de alguna manera a ese aspecto”.
Acercamiento
En la UASD empezó mi contacto con mucha gente que marcaron mucho mi filosofía de vida y mi percepción de la sociedad”.
Fuente: El Caribe