Autoridades de Rikers Island niegan que cárcel sea “la isla del horror” a pesar de incesantes denuncias
Pasando el puente, más allá de la Avenida 19 con la calle Hazen, en Queens, está la prisión de Rikers Island. Un muro en la esquina donde comienza el penal, con el nombre de la infame prisión, y la frase “Nueva York más audaz”, dan cuenta que se está adentrando a terrenos de la cárcel más grande de la Ciudad: 5,628 presos tras las rejas, algunos en dormitorios compartidos, otros en celdas individuales y otros en calabozos, conviven allí.
Afuera, ese penal de 167 hectareas, con múltiples pabellones, localizado entre el Río East River y los condados de Queens y El Bronx, que comenzó a funcionar en 1932, resuena, haciendo titulares, o en medio de protestas por lo que allí adentro pasa y sale a la luz. También, por lo que exreclusos, políticos, defensores y activistas que han visto “horrores” con sus ojos, denuncian hasta con fotos, y lo que presuntamente se queda tras las rejas.
A Rikers Island la llaman “la cárcel del horror”, “el infierno”, “el penal del terror”. Reportes documentados sobre abusos, actos de violencia contra presos y contra guardias, ocurridos por décadas, hacen según internos que han pasado por allí, que los sobrenombres “se queden chiquitos”.
La reciente muerte del recluso latino Michael López, de 34 años, en el pabellón masculino “Anna M. Kross Center”, presuntamente por sobredosis de fentanilo, volvió a poner los reflectores sobre Rikers. Una semana antes, otro preso, de 31 años, también murió, bajo sospecha de sobredosis de drogas, cuatro días después de que el propio alcalde, Eric Adams visitara Rikers Island y un mes después de que una jueza federal respaldara el plan municipal para sacar a Rikers de la crisis, que busca implementar reformas que garanticen la seguridad y mejoren la infraestructura y las labores de rehabilitación.
“Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para mantener a las personas seguras y evitar más pérdidas. Cualquier muerte bajo custodia es intolerable”, dijo el comisionado de Coreccionales de la Ciudad de Nueva York Louis Molina, al referirse a las muertes recientes, que evelan a 10 el número (activistas hablan de 11) de reos que han perdido la vida bajo custodia penitenciaria en lo que va del 2022, casi 60% más del total de 16 muertes que se reportaron el año pasado.
Las muertes por sobredosis de drogas evidencian que sustancias prohibidas entran al penal. La advertencia puesta a la entrada de la cárcel en un aviso grande, bordeado por la hojas de un árbol, que reza la prohibición de “drogas, incluidos narcóticos ilegales y medicamentos no recetados”, parece no cumplirse al pie de la letra. El propio Departamento de Correccionales admite que “durante la pandemia, cuando se suspendieron las visitas, “hubo un gran aumento en la cantidad de contrabando de drogas que llegaba por correo, una vez que se suspendieron las visitas”, al igual que aumentaron las incautaciones.
A pesar de las quejas incesantes y el llamado urgente a que se cierre el penal de inmediato, y no se sigan dando compases de espera hasta el 2026 o 2027, como sugiere el plan para poner fin a la prisión cuando se espera que la población carcelaria se haya reducido a su nivel mínimo y se reasignen a penales más pequeños en varios puntos de la Gran Manzana, las autoridades carcelarias insisten en que las cosas están mejorando en Rikers.
Y como una manera de presentar parte del progreso que han ido haciendo tras las rejas de ese complejo carcelario, donde 1,649 reclusos son latinos, el Departamento de Correccionales permitió el ingreso de El Diario NY a las instalaciones del pabellón de mujeres Rose M. Singer Center.
Las instalaciones, que albergan a 323 presas, ubicadas en dos dormitorios comunales con 50 reclusas cada uno, dos áreas especiales con 48 internas en celdas individuales y otra zona especial para las reclusas consideradas “más agresivas”, se han ido transformando con un enfoque más humano y más social, donde “el bienestar de las reclusas y del personal son la prioridad”, según afirma el Comisionado Molina.
Durante el recorrido, Molina mostró espacios limpios y cómodos que manifestó prestan serviciós alternos a las reclusas, 91 de ellas hispanas, y 6 mujeres embarazadas, como el área odontológica, el servicio de entrega de medicinas, la biblioteca, que atiende todos los viernes, y una boutique, donde internas seleccionadas pueden ir a elegir prendas de vestir que son guardadas hasta que llegue el día de su libertad.
Una de las locaciones más amplias es el espacio de cuidado de los bebés, donde a las reclusas que dan a luz se les permite tener a sus bebés con ellas hasta que cumplen 1 año de edad. “Luego los niños son ubicados con familiares, o en el peor de los escenarios con Servicios Infantiles. Pero si vemos que una reclusa cuenta con los elementos necesarios para cuidar a su bebé, podemos dejarlos hasta los dos años bajo su custodia”, asegura Molina, quien explicó que actualmente solo hay una madre con su bebé de dos meses en el penal. En estas instalaciones también están detenidas las reclusas transgénero.
En ese mismo pabellón, fue donde el 18 de mayo pasado murió la reclusa Mary Yehudah, de 31 años, presuntamente por sobredosis de drogas y donde una reclusa transgénero abusó sexualmente de otra interna, de 33 años en los baños, cuando acababa de ducharse.
El Comisionado de Correccionales, quien recibió el cargo hace poco más de seis meses, admite los hechos que se han registrado, sabe que no puede tapar el sol con un dedo, reconoce que hay mucho por hacer para sacar de la crisis a Rikers Island, pero insiste en que afuera del penal debe reconocerse que en medio de las dificultades que signfica esa cárcel, hay avances que nadie puede ignorar.
Molina tiene claro que la fotografía actual que todos ven en Rikers es el resultado de décadas de malos manejos, pero da su palabra de que su administración y los funcionarios carcelarios bajo su mando, están comprometidos en la tarea de logran más mejoras, por lo que considera “injustos” los ataques que señalan que ese penal sigue en cuidados intensivos sin dar signo alguno de recuperación.
Además de los programas disponibles para los reclusos, la confiscación de más de 2,700 armas y más de 400 artículos relacionados con drogas, la reducción constante de cortes y apuñalamientos en más de 40%, un 30% menos en agresiones al personal y 40% en mejoras en la asistencia a trabajar de los guardias carcelarios a sus labores, han hecho cambios considerables.
Asimismo, más de 1,400 casos disciplinarios entre guardias que se han levantado, dejan ver el compromiso de la actual administración, según el DOC, para responsabilizar a los carceleros por faltas que cometan, hasta el punto que varios de ellos han incluido despidos.
El director de guardianes, Floyd Phipps, quien trabaja en Rikers Island hace 27 años, también admite que aunque es evidente que una cárcel no es miel sobre hojuelas, pues representa retos cada día, es hora de que se empiece a mirar ese establecimiento con una lupa más justa.
“Las cárceles son necesarias y aquí tenemos muchos retos, pero decir que esto es la isla del horror no solo no es cierto sino que no hace honor a la verdad. Esos comentarios son injustos. Tratamos siempre de hacer lo mejor posible”, comenta el funcionario, quien reconoce que una de las principales problemáticas que representa el penal, tiene que ver con la población con condiciones mentales, que pudiera estar mejor en otro tipo de instalaciones no carcelarias.
Y es que precisamente ese es uno de los grandes desafíos que incluso guardianes aseguran tiene el penal, pues manifiestan que si se rediseñara el sistema y se creara otro tipo de instalaciones para quienes sufren asuntos mentales, la crisis se solucionaría más rápido. De acuerdo al Departamento de Correccionales, más del 50% de los internos del penal tienen condiciones mentales, y en el caso de las mujeres detenidas, la cifra es más abrumadora, pues 273 internas del pabellón Rose M. Singer Center, es decir, el 84%, reciben servicios de salud mental.
Y contrario a las mejoras que las autoridades carcelarias presumen han ocurrido este año en Rikers, activistas de organizaciones que insisten en que la cárcel se cierre de inmediato, antes de que haya más muertes y “más vidas dañadas”, afirman que el panorama en ese penal cada vez es peor.
Así lo denuncia Ángel Tueros, de la organización Freedom Agenda, quien dijo no creer en el presunto progreso que la actual administración municipal pretende mostrar.
“Decir que las cosas están mejor en Rikers, cuando llevamos 11 presos muertos allí este año es un cuento chino. Cómo se atreven a decir eso, cuando los propios reportes, que son públicos siguen mostrando violaciones a los derechos humanos en todos los sentidos, con una infraestructura decayente, sobrepoblación de 10 o 15 presos en espacios adecuados para 4 personas. Es algo que no pueden negar porque hasta hay fotos de eso”, asegura el activista.
Tueros, quien estuvo preso en Rikers Island, agregó que pretender mostrar unidades físicas como progresos es incoherente, y manifestó que si el Departamento de Correccionales (DOC) quisiera ser verdaderamente transparente sobre lo que pasa al interior de la prisión, debería permitir que los internos hablaran y no solo los funcionarios, que solo “van a mostrar la mejor cara” del penal.
“Rikers ha ido de mal en peor. Yo estuve detenido allá en 1994 y viví directamente la crueldad y la cultura de violencia que impera hasta el día de hoy. Es un descaro que hablen de mejoras en un sitio que aisla a las personas de sus comunidades y pone a familias que no han cometido crimenes en procesos humillantes”, dijo el exrecluso, al tiempo que denunció que en Rikers reina la corrupción, incluso bajo el beneplácito de la guardia, sin que se tomen medidas reales para acabarla.
“Como es posible que en la pandemia, cuando se suspendieron visitas, aumentó el trasiego de drogas allí. Es evidente que la droga sigue entrando y tiene que haber guardias involucrados a los que no les hacen nada“, advirtió Tueros. “Además los guardias están entrenados para ver a las personas recluidas como si fueran enemigos, algo contrario a la presunción de inocencia, porque cabe advertir que Rikers no está hecha para presos condenados sino para gente que todavía no ha tenido juicio y que no ha sido declarada culpable”.
Pese a las críticas, el activista manifestó que culpar al Comisionado Molina de lo que hoy ocurre en Rikers sí sería injusto, pues el funcionario recibió ya “una cárcel en crisis”, pero urgió a la Administración Adams a que cierre el penal antes de lo pautado en el plan de clausura.
“Esa carcel ya no la arregla nadie y el Comisionado no tiene poderes mágicos para arreglar una violación de años. Su responsabilidad es solo por los meses que lleva ahí, pues la cultura ya está muy fuerte, al igual que la filosofía práctica de tratar al ser humano de manera violenta sin abordar los problemas de fondo y es que la mayoría que llega allí es porque en sus comunidades no se invierte”, dijo el exinterno de Rikers. “Se necesita justicia en nuestras comunidades, inversión, no gasto en mantener gente presa. Decir que las cosas están cambiando mostrando una boutique para reclusas, eso no es nada. Hay que invertir en vecindarios pobres, educación, acceso a la salud mental, consejería y programas”.
Redmond Haskins, vocero de la asociación Legal Aid Society, se mostró en la misma línea, y fue todavía más allá, manifestando cero confianza en que la actual Administración sea capaz de manejar el penal.
“Las muertes regulares se han convertido en el statu quo en el Departamento de Correcionales. La incapacidad de la administración Adams para tomar medidas inmediatas y audaces demuestra aún más que no se puede confiar en que administren las cárceles un día más y sigue siendo necesario el nombramiento de un síndico“, dijo Haskins. “Si bien estos problemas se abordan en el sistema judicial, el alcalde Adams y el comisionado Molina deben declarar que su propio sistema penitenciario es evidentemente inseguro y unirse a nuestro llamado para la descarcelación total de estas instalaciones”.
La reverenda Sharon White-Harrigan, directora ejecutiva de la Asociación de Justicia Comunitaria de las Mujeres, quien dirige la campaña #BeyondRosies, destacó que especialmente en el caso de las mujeres reclusas, de Rikers, no es cierto hablar de progresos.
“Hace solo unas semanas, Mary Yehudah, de 31 años, murió en el Centro Rose M. Singer en Rikers. No hay progreso para las mujeres y las personas de género expansivo, que están lejos de sus familias y comunidades y no obtienen el verdadero progreso que es la descarcelación”, aseguró la reverenda.
“Nuestro informe reciente con la Comisión Lippman, muestra que casi el 70 por ciento de las (internas) que están allí pueden regresar a nuestras comunidades, y un Centro de Justicia para Mujeres en Harlem para el pequeño número que necesita mayores niveles de seguridad y atención”.
Carcel de Rikers Island en cifras
- $556,000 dólares anuales le vale a la Ciudad tener cada preso en Rikers
- 5,654 es la población de reclusos promedio actual
- 50% del total tiene condiciones mentales
- 1,649 reclusos son latinos
- 10 presos han muerto en Rikers en lo que va del 2022
- 16 presos murieron el año pasado
- 31% del total de presos de Rikers son hispanos
- 617 reos latinos presos están entre 20 y 29 años
- 510 internos hispanos tienen entre 30 y 39 años
- 363 reos latinos están entre los 40 y 49 años
- 147 presos hispanos tienen entre 50 y 59 años
- 48 internos latinos tienen entre 60 y 69 años
- 47 presos latinos tienen entre 18 y 19 años
- 4 presos estan entre 70 y 79 años
Pabellón de mujeres Rose M. Singer Center de Rikers en datos
- 323 presas hay en el pabellón de mujeres Rose M. Singer Center
- 273 internas allí, el 84% del total de presas, reciben servicios de salud mental
- 91 de las reclusas allí son latinas
- 53 de las presas en ese pabellón de Rikers Island llevan allí más de un año
- 6 mujeres presas están embarazadas
- 1 tiene a su bebé de dos meses con ella en el penal
- 1 presa murió este año allí, al parecer por sobredosis
- 1,500 trabajadores sociales, médicos y de apoyo trabajan en Rikers
- 337 guardianes trabajan en la unidad de mujeres Rose M. Singer Center
- 194 de las reclusas de ese pabellón recibieron citas dentales hasta marzo
- 491 citas médicas completas tuvieron las internas en marzo de 682 programadas
Logros manifestados por la actual administración de Rikers Island este 2022
- Más de 2700 armas han sido confiscadas evitando hechos violentos
- 400 artículos relacionados con drogas han sido decomisados durante las requisas
- Cortes y apuñalamientos han disminuido en más de 40%
- 30% menos en agresiones al personal
- 40% en mejoras en la asistencia a trabajar de los guardias carcelarios a sus labores
- Las personas detenidas ya no son alojadas por afiliación a pandillas, una táctica que ha disminuido la violencia
- En febrero se implementó un Plan de Reducción de la Violencia en el Centro Robert N. Davoren (RNDC) en el que se alojan adultos jóvenes
- Más de 1,400 casos disciplinarios entre guardias se han levantado, muchos de los cuales incluyeron el despido por incompetencia médica, ausencias sin permiso y otros asuntos
- 298 casos relacionados con incompetencia médica se presentaron a la OATH para su adjudicación
- Departamento de Educación (East River Academy -ERA): Es una escuela secundaria alternativa y un programa del Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York, que brinda instrucción de escuela secundaria y servicios relacionados para estudiantes de 18 a 24 años y el examen de finalización de la secundaria (TASC), preparación equivalente a la escuela secundaria que se ofrece a cualquier persona mayor de 18 años.
- Curso universitario de la Universidad de Columbia: Es un curso universitario que otorga créditos, generalmente sobre escritura. Al finalizar el programa, los participantes son elegibles para un certificado.
- Biblioteca de Derecho: Los servicios de la Biblioteca de Derecho brindan a la población acceso a libros debidamente equipados, provista de ciertas publicaciones periódicas legales necesarias y dotada de personal capacitado en derecho para ayudar con la investigación legal y la preparación de documentos legales.
- Consejería y Servicios Sociales: Los consejeros ofrecen consejería individualizada que aborda problemas de ira, justicia restaurativa, establecimiento de metas, comunicación juvenil, habilidades interpersonales, trauma y uso de sustancias.
- Programa de Horticultural Society of New York: Brinda oportunidades prácticas para desarrollar capacidades de crear y nutrir seres vivos, actividades colaborativas que fomentan resultados positivos y beneficios para ellos como comunidad, los capacita para el empleo en paisajismo, parques, granjas, techos verdes y plantación y mantenimiento de jardines, y sirve para canalizar su energía hacia el trabajo físico productivo.
- Programa Greenhope: Esta iniciativa se especializa en servir a mujeres involucradas en la justicia, y actualmente ofrece clases en la cárcel con perspectiva de género sobre preparación para el trabajo, manejo de la ira, educación financiera, crianza de los hijos y otros temas.
- Programa de Reingreso de la Asociación Penitenciaria de Mujeres: Financiado por la Oficina de Justicia Penal del Alcalde (MOCJ), este programa de reingreso ofrece a las mujeres una planificación individualizada y asistencia posterior a la libertad, incluida la colocación laboral, capacitación, asistencia de vivienda y otras formas de apoyo.
- Obras de Vivienda: Financiado por la Oficina de Justicia Penal del Alcalde (MOCJ), este programa de reingreso ofrece a las mujeres y a las personas LGBTQ+ asistencia con la planificación de la libertad y los servicios posteriores a la liberación.
Fuente: El Diario