NYSFTD condena cruel acción de taxista contra anciana
El presidente de la Federación de Taxistas del Estado de Nueva York (NYSFTD) y del consorcio de empresas High Class, Antonio Cabrera (Tuly) se sumó a la condena de la sociedad neoyorkina por la cruel acción del taxista Mohamed Ahmed Elsakran contra la anciana Catherine Shine, de 78 años, en Brooklyn.
“Condenamos enérgicamente la salvaje acción de este taxista la semana pasada contra la envejeciente, que solo puede movilizarse con un bastón, y quien había solicitado los servicios de un taxi para ser trasladada a una cita médica de fisioterapia”.
“Pero el conductor pasó frente a la clínica y más adelante sorpresivamente se paró, haló agresivamente la señora, la lanzó al piso para luego emprender la marcha, dejándola abandonada en la acera como a un animal”, sostuvo Cabrera.
El transeúnte Ezra Halawani logró reprocharle la actitud al taxista y exigirle la devolución del teléfono de la víctima que lo había sustraído, logrando filmar la escena y placa del vehículo, ante del despiadado agredirlo y marcharse.
“Las consecuencias de esa acción el conductor tendrá que enfrentarla, porque nuestra industria está compuesta por hombres trabajadores, sensibles, humanos y padres de familias que con su trabajo sirven a la ciudadanía”, precisó Cabrera.
La Comisión de Taxis y Limusinas (TLC), institución gubernamental que regula la operatividad de los taxis en la Gran Manzana, dijo que “está al tanto del incidente y trabajando con la Policía en su investigación”.
“Esperamos que caiga todo el peso de la ley contra este taxista, les sean canceladas sus licencias para que no forme parte de la industria del taxi, porque es imperdonable su acción; solo hay que ver el video despachado por la Policía, que rompe el alma”, indicó.
Si algún taxista es víctima o sospecha que alguien está siendo maltratado, sobre todo si es un menor de edad o anciano, debe reportarlo al 1-888-692-9355; enviar un mensaje de texto “Well” a 65173; además, visitar: https://nycwell.cityofnewyork.us/es/, recordó Cabrera.
Por Ramón Mercedes