Significado de la Navidad
El papa Francisco nos pide que, para vivir la Navidad, redescubramos la pequeñez de Dios. “Para encontrar a Jesús, hay que llegar allí, donde Él está; hay que rebajarse, hacerse pequeño, para entrar en ese establo donde nació el Hijo de Dios” señala.
Sucede que vivimos en un mundo de urgencias, en un universo ruidoso de objetivos inmediatos que tratamos de conseguir acuciosamente y casi siempre nos queda poco o ningún momento para encontrar, en el silencio, que ese descubrimiento exige, el sentido verdadero de la Navidad.
También nos pide reflexionar sobre la importancia de ese silencio para acercarnos a ese mensaje que comenzó a transformar el mundo hace dos milenios.
El sumo pontífice se refiere además al árbol de Navidad y al belén como “dos signos que siguen fascinando a grandes y pequeños”, y nos dice que al igual que los árboles, las personas también necesitan raíces.
De ahí que solo quien está arraigado en buena tierra permanece firme, crece, “madura”, resiste los vientos y se convierte en un punto de referencia para todos.
Las fiestas navideñas tienen significados profundos, enraizados en una tradición cultural que mueve a las personas a buscarse, a reunirse, a recorrer largas distancias para estar con la familia, con los amigos, a gastar dinero para compartir regalos, a preparar una cena llena de platos deliciosos.
Y aunque todo eso no está mal, el papa nos señala que el significado de la Navidad no se agota en eso, sino que va más allá, se trata de un encuentro con el mensaje de un rey que nació en la más absoluta pobreza, que llama a la humildad y a la modestia, que predica el amor por los demás, hasta por los enemigos, y que insiste hasta el cansancio en dar “hasta que duela” y llama constantemente a la paz.
Con ese mensaje del papa también nosotros imploramos por la paz en el mundo y deseamos que ese Hijo de Dios nazca, fundamentalmente, en todos los corazones de los hombres y mujeres de buena voluntad, para que hagamos entre todos un mundo mejor.
Fuente: El Caribe