Abogan porque presos de Nueva York reciban correspondencia física y no virtual
Esta semana, en el marco de las celebraciones de San Valentín, donde se resaltan los lazos de amor y amistad, el contralor municipal Brad Lander, funcionarios electos, activistas y familiares de personas detenidas en Rikers Island para defender el derecho de los encarcelados a seguir recibiendo las expresiones de amor y apoyo de sus seres queridos a través de cartas y tarjetas tangibles y no virtuales.
El llamado busca frenar la propuesta del Departamento de Corrección (DOC) de reemplazar el correo físico con imágenes escaneadas en tabletas, aduciendo preocupaciones de seguridad. Precisamente, el martes pasado, la Junta Correccional (BOC) iba a escuchar los comentarios del público sobre dicha proposición de cambio a la norma actual.
Si la Junta Correccional lo aprueba, se negaría a las personas bajo custodia el acceso a la correspondencia de sus seres queridos, lo que generaría serias preocupaciones sobre la privacidad y los derechos civiles, y debilitaría aún más los lazos sociales que son necesarios para la salud mental de las personas. El plan para escanear el correo en tabletas se basa en la tecnología proporcionada por Securus, un contratista privado con un historial de graves violaciones de la privacidad y los contratos, denunció el grupo.
Para Marco Barrios, miembro de Freedom Agenda y Criminal Justice Advocate con Mental Health Project Urban Justice Center, recibir el correo de los seres queridos cuando se está encarcelado es un salvavidas.
“No hay palabras para describir lo importante que fue cuando estaba lejos de mi familia poder guardar un correo que me enviaron: Décadas más tarde todavía tengo algunas de esas tarjetas”, admitió Barrios. Esta variación de correo es solo una curita, en lugar de abordar los problemas reales. Las personas que están adentro no reciben la atención adecuada y no reciben programas, por lo que están desesperados por encontrar algo que el DOC necesita abordar ese problema, no poner una barrera más entre las personas encarceladas y sus seres queridos”, dijo Marco Barrios, miembro de Freedom Agenda y Criminal Justice Advocate con Mental Health Project Urban Justice Center.
“Una tarjeta de San Valentín, una carta escrita a mano, un dibujo de un niño o una foto familiar nos traen alegría y nos recuerdan lo que realmente importa; sin embargo, el DOC está intentando prohibir estos recordatorios físicos de amor para las personas que esperan juicio”, dijo el contralor Lander.
“Recompensar a un proveedor con un historial de violaciones de la privacidad corre el riesgo de una mayor intrusión en las comunicaciones privadas. Las imágenes escaneadas en una tableta no pueden reemplazar el correo tangible y profundamente personal que sirve como una valiosa conexión con el mundo exterior y ayuda a las personas a mantenerse conectadas durante los momentos difíciles”, agregó el funcionario local.
Tahanee Dunn, directora de proyectos de Prisoners’ Rights Project en The Bronx Defenders, consideró que la propuesta del DOC de intentar despojar a los internos de ese derecho “no sólo es inhumano sino también una desviación, una distracción de la propia agitación interna del Departamento, donde el dolor y el sufrimiento resultantes una vez más recaen sobre quienes están bajo su custodia”.
Por su parte, las concejales Shahana Hanif y Crystal Hudson concordaron en que una mayor criminalización y vigilancia de las personas encarceladas son intentos que se ha demostrado que no tienen ningún efecto sobre la seguridad general en las cárceles.
“Rikers Island es insegura por una cultura de corrupción, no por las cartas”, afirmó Hanif, mientras que Hudson indicó que si bien la Ciudad tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad en las cárceles, “evitar que las personas encarceladas puedan leer las cartas escritas a mano por sus seres queridos no logra ese objetivo”.
Con tono crítico la concejal Gale Brewer dijo: “Esta idea de escaneo es escandalosa. Es lenta, poco confiable, costosa, invasiva y se supone que no debes manipular el correo. Tengo entendido que la mayor parte del contrabando llega (a la cárcel) con (ayuda) de los oficiales y el personal del DOC de todos modos. El DOC puede usar otros medios para determinar si las drogas llegan por correo sin pagarle a un vendedor que se está aprovechando de la prisión. Todo esto es ridículo”.
Fuente: El Diario