Un programa de salud mental que surgió hace décadas para dar apoyo a los boricuas recién llegados está ahora al servicio de todos los neoyorquinos
El puertorriqueño Gerardo Cruz, estaba esta semana en una esquina de su vecindario en Harlem, animado, optimista y agradecido, esperando para vivir como nunca, los días calientes del verano que están por venir.
Este isleño, como miles de sus compatriotas, ha sido durante más de 60 años testigo en primera fila de varias crisis horrendas en el epicentro de la comunidad boricua en la Gran Manzana.
Aún así Gerardo, quien conoce sobre las adversidades económicas, inflacionarias y de falta de vivienda asequible que enfrentan los neoyorquinos, no duda en reconocer que la crisis de salud mental, “es lo peor de todo”, en una ciudad que él valora como extremadamente “solidaria” con los más vulnerables.
“¡Ésta es la mejor ciudad del mundo! Pese a todo. A pesar de lo duro que pueda ser. Pase lo que pase, siempre hay una luz, una ayuda de lo que sea, para quien la está pasando mal. Lo que veo, es que después de la pandemia, la gente no se ha recuperado de tanta presión. Hay más gente que ha perdido la cabeza”, comenta.
“Perder la cabeza” es una forma muy personal del isleño de referirse a aquellos que enfrentan cuadros de salud mental como depresión, ansiedad y fuertes adicciones.
Es claro que el comentario de este residente de El Barrio, más que una opinión personal que se reproduce fácilmente en cualquier esquina de los cinco condados, es una realidad punzante que es “sus palabras” viene a subrayar lo que han insistido en los últimos meses tanto los residentes, las autoridades de salud, los líderes electos y también los comunitarios: La Ciudad de Nueva York vive una angustiante crisis de salud mental.
“La gente muchas veces le da pena reconocer que está mal. No sabe que aquí hay programas para ayudarte en todo, no solo para ayudarte con la comida, sino con todo tipo de problemas, incluyendo los psicológicos. Y han existido siempre”, remarca el isleño, mientras vendía franelas y banderas para quienes se “armaban” para celebrar la parada puertorriqueña este domingo en Manhattan.
Servicios en expansión
Mientras la Ciudad y varias organizaciones, sin fines de lucro, que hacen vida en la Gran Manzana, han relanzado y revisado en los últimos meses programas especiales para ofrecer apoyo emocional, el Instituto Puertorriqueño de la Familia (PRFI) con una tradición de 63 años ofreciendo clínicas ambulatorias de salud mental, se prepara para dar su próximo paso al expandir sus servicios al condado de Queens.
Este centro de servicios humanos que en sus inicios, hace seis décadas, fue una factor importante de integración a los migrantes puertorriqueños a su nuevo destino en Nueva York, ofrece hoy programas muy amplios de atención en salud mental para personas, desde cinco años de edad en adelante, en Brooklyn, El Bronx y Manhattan. Pero ya se preparan para recibir la certificación, para expandir su radio de acción a Jackson Heights.
“Seguimos observando que los problemas de salud mental son muy difíciles de aceptar y procesar en la comunidad hispana. Por ello hoy con toda nuestra experiencia probada, todos nuestros planes van enfocados en acercarnos a todas las comunidades, independientemente de su origen o el idioma que hablan, para ofrecerles un espacio culturalmente competente, para ser atendidos en un aspecto tan sensible”, destaca Luis Rodríguez, presidente de PRFI.
Actualmente, el Instituto tiene el compromiso de brindar servicios a todas las culturas y tradiciones étnicas de los pueblos, a través de un enfoque que denominan como holístico y respetuoso.
“Cuando hicimos el estudio, observamos que el 33% de los residentes de estas localidades de Queens, no cuentan con servicios de atención de salud mental, que tomen todos los seguros médicos, incluyendo los de bajo costo”, destacó Rodríguez.
Objetivos claros
Estas clínicas de salud mental de PRFI, dan opciones de consultas remotas a través de esquemas de telesalud, es decir tanto llamadas telefónicas como videoconferencias.
La mayoría de este tipo de servicios, usualmente usan la terapia cognitiva como parte del proceso de abordaje. En este caso, se utilizan tratamientos basados en evidencia y en plantear objetivos claros al paciente.
“Nuestra filosofía es la evolución constante para adaptarnos a los cambios. Queremos que cada persona que se acerque a nuestros servicios, en cualquier idioma, pueda recibir apoyo. Inclusive, hemos abordado tratamientos en personas que hablan dialectos indígenas de Latinoamérica. En este tipo de atención de salud mental, PRFI tiene un rango de acción muy amplio y único”, pondera el presidente de esta institución.
Por su parte, María Lagarribel, vicepresidenta de los Programas de Salud Mental de PRFI, observa que después de la pandemia y ahora con la crisis migratoria, todavía surgen muchos interrogantes sobre cómo abordar los problemas de salud mental en la ciudad de Nueva York.
“La inmigración casi siempre trae consigo un trauma. Los neoyorquinos en general están en este momento marcados por el miedo por la percepción de alta criminalidad en el Subway, hay varios problemas económicos coexistiendo. A la par, debemos analizar si hay suficientes profesionales en este momento para abordar esta gran crisis”, se preguntó Lagarribel.
El dato:
Para conocer la ubicación y los contactos de las tres clínicas de salud mental del Instituto Puertorriqueño de la Familia ubicadas en El Bronx, Brooklyn y El Bronx, visite: www.prfiorg.com/counseling-mentalhealth-services
Fuente: El Diario