Consulado, Espaillat, oficiales electos, padres y comunidad encabezan vigilia en memoria del niño muerto por fentanilo en guardería de El Bronx
El consulado general dominicano, el congresista Adriano Espaillat, oficiales electos, padres y la comunidad encabezaron ayer domingo en la noche una vigilia en memoria del niño dominicano Nicholas Feliz Dominic de 1 años de edad quien murió en una guardería de El Bronx por inhalación de fentanilo hace un mes, el 15 de septiembre.
En la vigilia celebrada en la iglesia católica Nuestra Señora de Los Ángeles en la avenida Webb de El Bronx, también estuvieron presentes la presidenta de ese condado, Vanessa Gibson, el senador estatal boricua Gustavo Rivera, la concejala Pierina Sánchez, los asambleístas Yudelka Tapia y George Álvarez.
El cónsul Eligio Jáquez estuvo representado por el vicecónsul y presidente de la seccional del PRM NY, Julyn Mateo y Elías Barreras Corporán, director de relaciones públicas de la sede consular.
Los padres de Nicholas, Otoniel Feliz y Zoila Dominic estuvieron en primera fila y el papá recalcó su reclamo de justicia por el crimen contra su hijo y los otros tres niños que fueron hospitalizados graves por la inhalación del fentanilo.
La vigilia rindió homenaje a la memoria del pequeño Nicolás, al que los participantes expresaron su apoyo a la familia en duelo, y enfatizaron la necesidad urgente de medidas más fuertes para combatir el tráfico de drogas y proteger las comunidades, especialmente a nuestros miembros más vulnerables.
La vigilia se inició poco después de las 7:00 de la noche y los asistentes llevaron velas que encendieron en memoria del menor fallecido.
Espaillat criticó el tráfico de fentanilo que no se detiene especialmente en las comunidades más vulnerables y la concejala Sánchez coincidió con el congresista pidiendo a la policía y el alcalde medidas más estrictas contra los narcos que están matando miles de adictos en toda la nación.
La propietaria dominicana de la guardería que fue cerrada por las autoridades, Grei Méndez, su esposo Félix Herrera García y el primo de este, Carlisto Acevedo Brito, están acusados de más de 20 cargos por usar la guardería como un tape para usarla como punto para vender la droga que guardaban en el centro infantil.
En la Corte Suprema Estatal donde se declararon no culpables, los tres están imputados de envenenamiento de los cuatro niños, todos menores de tres años.
En la Corte Federal del Distrito Sur en Manhattan, son acusados de conspiración para distribuir narcóticos con resultado en muerte.
Según los fiscales, almacenaron grandes cantidades de fentanilo en el área donde los niños dormían la siesta y jugaban lo que facilitó que aspiraran la droga.
Los padres de Nicholas abrieron una campaña en la plataforma GoFundMe para recaudar fondos para los funerales del niño que ya fue sepultado y de una meta de $35 mil al cierre de esta crónica, habían recibido donativos por más de $38 mil dólares.
“Hola somos Otoniel y Zoila los padres de Nicholas, nuestro hijo era un niño feliz, alegre, inteligente, amable, curioso, cariñoso, todas las palabras para describir lo más hermoso y tierno no serian suficientes para describir a nuestro hijo”, escribieron los padres.
“Nuestra familia perdió uno de sus tesoros más valiosos el pasado viernes 15 de septiembre cuando estaba bajo los cuidados de una guardería en El Bronx. No se supone que esto sucediera, se esperaba que en este tipo de lugar nuestro hijo estaría a salvo mientras sus padres luchamos por darle un futuro mejor a Nicholas y sus hermanos, pero no fue así de alguna manera no me atrevo a decir quien o que es responsable pero mi hijo al igual que otros tres que aun están en el hospital tuvo contacto o alcance al fentanilo una droga letal capaz de matar con solo estar cerca de ella, lamentablemente mi hijo murió a consecuencia de esa irresponsable exposición”, añaden los papás en el mensaje.
“Pedimos de favor tu ayuda para nuestro soporte económico durante este difícil momento. Nuestra familia les será eternamente agradecida. Dios te Bendiga”, expusieron los padres del niño.
Por Miguel Cruz Tejada