La capital no aguanta otro noviembre sin una solución al drenaje pluvial
El cuatro de noviembre del 2022 la ciudad de Santo Domingo fue sorprendida con lluvias extremas que desbordaron la capacidad instalada de un deficiente y limitado sistema de drenaje pluvial.
Tres horas de intensas precipitaciones hicieron colapsar el tránsito en calles y avenidas céntricas del casco urbano, donde las aguas acumuladas anegaron decenas de vehículos y sembraron el pánico con un trágico saldo de al menos nueve víctimas.
Doce meses después, el 18 de noviembre del presente año, la historia se repite, pero con un acumulado de lluvias del cual no se tenía registro en los últimos 30 años. Los efectos fueron devastadores y llevaron a declarar tres días de duelo nacional.
Lo ocurrido pone en relieve una olvidada problemática que algunos consideran “un problema invisible”, pero que salta a la vista cuando las fuertes escorrentías no encuentran su curso y arrastran con todo.
Entonces se acuerdan del drenaje pluvial. Hasta el momento no hay un diagnóstico exacto actualizado sobre las redes de drenaje existentes en el Distrito Nacional, cuya cobertura se estima que abarca solo entre el 25 y un 35 por ciento de esta demarcación.
Las posibles soluciones y los costos de esta gran intervención fueron plasmados en ambiciosos proyectos en gobiernos pasados.
Expertos en la materia consultados analizan la problemática y plantean sus sugerencias a propósito del anuncio que hiciera recientemente el presidente Luis Abinader de que habrá una solución para el drenaje pluvial del Gran Santo Domingo.
Para el director ejecutivo de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, Waldys Taveras, tener un 65 por ciento de los sectores del Distrito Nacional sin un sistema por donde canalizar sus aguas superficiales, como se estimó en el 2018, ya es alarmante.
En ese entonces, se consideró que solo un 35 por ciento de las barriadas contaban con drenaje, concentrado en su mayoría en las circunscripciones 1 y 2.
No obstante, Waldys Taveras aclaró que este diagnóstico se basa en aproximaciones, porque hay muchos drenajes interrumpidos como resultado de los asentamientos humanos informales y construcciones de túneles y elevados. Su advertencia también es clara. “Aquí no se sabe qué día el polígono central amanecerá lleno de heces fecales y aguas servidas porque el subsuelo se está saturando”. Agregó que “el problema es económico y de protección a inversionistas inmobiliarios que vendieron y cobraron torres con servicios no disponibles, por eso quieren ligar el drenaje pluvial con el drenaje sanitario”.
Al hacer referencia al túnel de drenaje pluvial y sanitario de la avenida Núñez de Cáceres, concluido en el 2009, consideró que la colocación de las tuberías secundarias para las aguas de las cunetas es la solución económicamente posible a las inundaciones en este tiempo de cambio climático.
Un tema olvidado
De acuerdo con el expresidente del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (Codia), Teodoro Tejada, el drenaje pluvial a nivel nacional ha sido un tema abandonado por todos los gobiernos de los últimos 40 años.
Aseguró que el país carece de una política pública real de mantenimiento de la infraestructura existente y responsabilizó a las administraciones de las últimas cuatro décadas.
“Un país al que se le inunda el polígono central, ese país no puede catalogarse en desarrollo, es un país que está inmerso en un atraso”, consideró.
Como experto en recursos hidráulicos y con experiencia en planificación de proyectos, recomendó que la solución al drenaje pluvial debe tratarse de manera sectorizada y no a largo plazo, con la atención enfocada en el Distrito Nacional en una primera fase.
A modo de recomendación de cara a las posibles soluciones frente a la problemática de inundaciones en el casco urbano, el ingeniero estructuralista instó a retomar las conexiones de los trabajos realizados por la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) en el 2009.
“La Opret construyó el sistema de drenaje más moderno en la ciudad de Santo Domingo, que hasta ahora, que es básicamente desde la Máximo Gómez a la Luperón y desde la John F. Kennedy al malecón en ese cuadrante”, puntualizó.
Aseguró que la tuneladora con que se hizo ese trabajo existe en el país y está en manos de la Opret. “Yo digo que hay desidia de los gobiernos de no resolver el problema de drenaje de la ciudad de Santo Domingo, principalmente del polígono central”, afirmó. “El mismo trabajo que hizo la Opret en la Núñez de Cáceres, ese mismo trabajo hay que hacerlo en la Winston Churchill”, sostuvo.
Criticó que desde el 2009 a la fecha no se hicieran las interconexiones de lugar que vendrían a resolver el problema de la Urbanización Fernández, Evaristo Morales, Julieta Morales, Las Praderas, La Castellana, Millón I, Millón II, Bella Vista, y el Mirador.
Explicó que con el trabajo de saneamiento realizado en lo que se conocía como la laguna de la Núñez de Cáceres, se puede resolver la situación de la Luperón, porque “solo hay que conectar a una laguna que tenemos en Las Praderas y de ahí por bombeo, o en su defecto con la línea que recoja toda el agua pluvial de la Luperón y llevarla a la Núñez”.
“Si resolvemos la interconexión transversal al trabajo de la Núñez de Cáceres podemos salvar de las inundaciones y el drenaje pluvial de la Urbanización Fernández, Julieta Morales, La Castellana, Evaristo Morales, Millón I, Millón II, Las Praderas, Los Praditos, Rosmil, Bella Vista, Mirador Norte y Sur”, enfatizó.
Estimó que este trabajo puntual de interconexión no pasa de los mil millones de pesos.
Se necesitan más imbornales
El también exsubdirector ejecutivo del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) concluyó que gran parte del problema del drenaje pluvial de la ciudad se resuelve haciendo estas interconexiones y construyendo los imbornales que faltan en los sitios más bajos y sumarlo a los 860 imbornales existentes.
Consultado al respecto, el urbanista Marcos Barinas afirmó que los desastres ocurridos a causa de las torrenciales lluvias, han sido previstos años atrás por técnicos mediante estudios y proyectos que plantean las posibles soluciones.
“Los que no han accionado son los políticos porque al fin y al cabo es un proceso de toma de decisiones”, dijo.
Entre los planes esbozados citó el “Plan Director de Drenaje Pluvial para Santo Domingo”, que se hizo a mediados de los años 90. “No hay que hacer más planes y estudios. Hay que tomar todos esos estudios y ver qué es lo que nosotros no hemos hecho”, apuntó.
Barinas es consciente de que la solución al drenaje pluvial será larga, compleja y costosa. Sin embargo entiende que no puede esperar más por considerarse un tema urgente.
Tras puntualizar que una ciudad debe ser planificada con proyección a 15 y 20 años, sostuvo que la problemática actual es producto de las malas decisiones de 20 y 30 años atrás, por considerarse de costo elevado.
Explicó que el país debe prepararse con las correctas soluciones ante eventos de la naturaleza cada vez más desafiantes y lluvias extremas. Consideró que el drenaje pluvial es un problema de dimensión nacional que se resuelve a través del reordenamiento territorial.
No obstante, entiende que esta situación se debe trabajar con una responsabilidad compartida en la que cada ente asuma las acciones que les corresponden tanto la sociedad como las autoridades competentes.
Así es el sistema de drenaje pluvial existente
El drenaje pluvial de la ciudad de Santo Domingo se realiza de diversas maneras: mediante sistemas de alcantarillado que recogen las aguas superficiales que escurren por las cunetas y, a través de los imbornales o tragantes, las canalizan por conductos subterráneos hasta el mar Caribe, a los ríos Haina, Isabela, Ozama o algunos de sus afluentes. Otra forma es a través de sistemas de alcantarillado similares a los anteriores que desembocan en embalses receptores, los cuales se drenan al subsuelo a través de pozos filtrantes y, en algunos casos, en cavernas que están conectadas al exterior por pequeñas entradas correspondientes a fisuras o grietas del techo o paredes de estas. De acuerdo con el Plan de Drenaje Pluvial de Santo Domingo, la red existente presenta problemas derivados por el mal uso, como las acometidas indiscriminadas de aguas fecales o industriales a la red de alcantarillado pluvial y a la acumulación de basuras en las calles, que son arrastradas por las escorrentías a los imbornales.
Fuente: El Caribe