Un dominicano sentenciado a 12 años por abrir fuego en sala de emergencias del hospital Jacobi en El Bronx dejando un herido, caos y terror

El dominicano Keber Martínez fue sentenciado ayer jueves a 12 años de cárcel y otros 5 en libertad condicional por abrir fuego con una pistola en una sala de espera del hospital Jacobi en El Bronx, hiriendo a un hombre en un brazo, causando caos y terror.

Martínez, se declaró culpable en agosto de un cargo de agresión en primer grado por el incidente el 25 de enero de 2022 dentro de la sala de emergencias del Centro Médico Jacobi en el vecindario de Morris Park, dijo en un comunicado ayer la fiscal del distrito de El Bronx, Darcel Clark.

Un video de vigilancia obtenido por el canal de la cadena NBC News, mostró a un hombre con una sudadera con capucha negra, que luego se quitó y era Martínez, de pie en un escritorio dentro del hospital. 

Poco después, se le vio sacando un arma y disparando varias veces  contra otro hombre con una chaqueta roja mientras otras personas estaban sentadas cerca.

Martínez, de 25 años de edad, disparó cuatro veces contra la víctima, y una de las balas le impactó en el brazo izquierdo, según la investigación. 

Otras personas dentro de la sala de espera se habían refugiado debajo de las sillas, y el sospechoso salió corriendo. 

Un rastro de sangre quedó en la sala de emergencias  mientras la víctima, de 35 años, buscaba ayuda y fue llevado a un quirófano, donde fue tratado por sus heridas.

«El acusado abrió fuego dentro de la sala de emergencias de Jacobi, hiriendo a un hombre y mostrando total desprecio por los pacientes y el personal, con una bala alojada en una pared cerca de una mujer que sostenía a un bebé», dijo Clark.

La policía y fuentes dijeron que al parecer la víctima y Martínez se conocían. El hospital fue cerrado temporalmente como medida de precaución.

Unas 12 horas después del tiroteo, Martínez fue capturado en Harlem, dijo la policía en ese momento. Lo encontraron en parte porque se registró en el hospital para supuestamente recibir tratamiento médico, quejándose de problemas de asma, lo que permitió a la policía saber quién era y rastrearlo.

Un oficial de la policía dijo que  Martínez fue arrestado después de que su hermana llamó al 911 e informó que él estaba actuando de manera errática, tenía un arma y había estado escuchando voces.

Ningún empleado del hospital resultó herido durante los disparos.

Casi tres años después, Martínez aceptó el acuerdo de culpabilidad que le ofrecía la fiscalía.

Por Miguel Cruz Tejada