Narcotraficante destroza su celular en aeropuerto JFK para que no lo tenga el FBI, enfrenta 20 años de cárcel

Un narcotraficante hispano sentenciado podría enfrentarse a una pena de hasta 20 años tras las rejas por destruir su teléfono celular en el aeropuerto JFK luego de que los agentes del FBI que se lo había decomisado con una orden judicial se lo devolvieran para que llamara a su esposa.

Identificado como Julián González, de 49 años, que ganó un caso federal en Manhattan por tráfico de drogas en 2016 después de que un testigo desapareciera, no tuvo tanta suerte esta vez, cuando un jurado federal de Brooklyn lo declarase culpable de intento de obstrucción a la justicia.

El hispano, que cumplió nueve años por un cargo de drogas en la década de los 2000, volvió a estar en la mira de los federales este año, al ser sospechoso de mover kilos de cocaína en Queens, Manhattan, y El Bronx. El 17 de marzo de 2023, el FBI tuvo causa probable para buscar en su teléfono evidencias que lo implicaran en el delito.

De acuerdo con los documentos presentados ante la corte, en octubre de 2022 hizo un negocio por un kilo de cocaína por $22,000 dólares con un informante confidencial, y envió precisiones por medio de mensajes de la plataforma Signal, de mensajería cifrada que se puede configurar para borrar los mensajes de texto automáticamente.

González aterrizó en Nueva York, luego de un viaje a Cancún, cuando un oficial de aduana lo tomó a un lado, revisó su bolso y lo llevó rápidamente a una habitación privada. Llevaba consigo unos $5.600 dólares en efectivo, pero drogas no.

Posteriormente, le informaron que tenía una orden para registrar su teléfono móvil, informó Daily News.

El hispano leyó la orden de registro, suspiró y aceptó desbloquear su teléfono, aunque no les dio su contraseña, indicó la fiscal federal adjunta Sara Winik a los jurados.

Los agentes hallaron mensajes en Signal que mostraban un intercambio con alguien que trataba descargar grandes cantidades de marihuana y una referencia a un posible acuerdo con cocaína, mencionaron.

El acusado entonces pidió que le devolvieran el teléfono, diciendo que quería llamar a su esposa”, manifestó, y añadió que González había estado “tranquilo y respetuoso” hasta entonces. “Así que los agentes se lo devolvieron”.

Justo en ese instante, el hombre lanzó el teléfono contra el piso y trató de pisotearlo, rompiendo así su pantalla. Los agentes lo agarraron y evitaron que lo destruyera por completo, y el FBI logró acceder a más contenido del teléfono.

“No es relevante si el acusado logró o no destruir su teléfono”, explicó Winik. “El intento es el crimen”.

Los federales tomaron su teléfono y dejaron al hispano saliera del aeropuerto, y él se despidió con la mano al irse, indicó Wink. En vez de regresar a su casa en Manhattan, reservó habitaciones en dos hoteles separados de Yorkers en un intento de “pasar desapercibido” y evitar la atención de las autoridades, expresó el fiscal.

Los agentes obtuvieron una orden de captura, y ocho días después de haber destrozado el celular, los funcionarios lo arrestaron cerca de uno de los hoteles de Yonkers por el cargo de obstrucción a la justicia.

Asimismo, dentro de su vehículo había un peluche de “Hello Kitty” con una hendidura en la cabeza y una bolsa de lona vacía con residuos de cocaína, pero sin drogas.

González indicó en una declaración jurada que primero les dijo a los federales: “Bien, tomen el teléfono, es suyo; no hay nada ahí que pueda hacerme daño”. Después destrozó el teléfono en un ataque de “retribución” porque los agentes se burlaban de él y se daban codazos mientras revisaban el aparato y le decían que estaba “jodi**”.

En su alegato final ante el jurado, el abogado del hispano, trató de poner en duda su cliente destrozó el teléfono. Las cámaras de seguridad del aeropuerto captaron imágenes del hombre en cuestión siendo llevado a la sala privada y mostraron al FBI, agentes de aduanas y la Patrulla Frontriza recreando el lanzamiento del teléfono en un pasillo, pero los federales no tienen imágenes de adentro de la sala privada.

“El teléfono ya no está en su posesión y está en manos del gobierno”, apuntó Brackley. “¿Por qué entonces lo sacarían del modo avión, lo harían vulnerable a algún tipo de corrupción, algún tipo de borrado, y se lo devolverían al sujeto de la búsqueda? … ¿Por qué le devolverían su teléfono?”

El jurado en un día analizó el caso y dictó su veredicto de culpabilidad el viernes.

Por su parte, el William Kuntz ordenó al hispano, quien estaba libre bajo fianza de $500,000 dólares mientras esperaba el procesamiento, fuese encarcelado sin derecho a fianza a la espera de la sentencia en una fecha posterior.

Fuente: El Diario