100 días de Trump: científicos que viven legalmente en EE. UU. también quieren irse

Nuestro corresponsal en Washington, Cristóbal Vásquez, entrevistó a dos académicos en Estados Unidos que temen ser deportados, a pesar de residir legalmente en el país, debido a la agresiva política antiinmigrante de la administración Trump que podría desatar una inédita ‘fuga de cerebros‘ en ese país. 

Durante décadas, Estados Unidos recibió a los mejores académicos del mundo, muchos de ellos huyendo de la censura y las dictaduras. Ese aporte internacional consolidó el liderazgo científico del país. Hoy, ese centro de conocimiento global está en riesgo por los ataques de la administración Trump.

El 75 % de los científicos en Estados Unidos ha considerado dejar el país por la persecución académica que ejerce el gobierno de Trump contra docentes y estudiantes, según una encuesta de la revista Nature realizada a más de 1.600 académicos e investigadores.

“Si queremos alcanzar lo que buscamos para nuestro país y sus ciudadanos, tenemos que, de manera honesta pero también agresiva, atacar las universidades. Los profesores son el enemigo”, dijo el vicepresidente JD Vance en un evento de campaña cuando aún era senador.

Recorte de fondos

El gobierno de Trump está recortando miles de millones de dólares en fondos para las universidades, vigilando y censurando contenidos académicos, y deteniendo o deportando a profesores de forma arbitraria.

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Kwame Otu, profesor de la Universidad de Georgetown, habló con RFI sobre estas nuevas condiciones que impulsan la fuga de cerebros.

“Claro que me gustaría irme del país, pero no sé a dónde. Tal vez a Ghana o a otro lugar, no sé. Pero sí, claro que he considerado la idea de irme de aquí”, sostiene.

El profesor Otu es ciudadano estadounidense, pero afirma que ni siquiera con ese estatus se siente seguro.

“A pesar de tener un pasaporte estadounidense y ser ciudadano, tengo miedo de que amañen la ley para justificar una revocación de mi ciudadanía“, dice.

Para los profesores de origen extranjero que no tienen la ciudadanía, hablar de sus condiciones resulta aún más riesgoso. Una profesora en Washington, que pidió el anonimato, asegura que hoy hay temas que ya no se pueden abordar en las universidades.

“Hay ataques puntuales a las conversaciones sobre diversidad y equidad. Hay palabras como discriminación, mujer o género que ni siquiera se pueden mencionar, o que no tienen cabida en solicitudes para fondos del gobierno federal o para programas específicos en las universidades. Creo que todo esto está afectando gravemente a la universidad como institución”, afirma.

Según ella, muchos colegas ya tienen un plan B, y si salen del país es probable que no regresen.

“De hecho, las universidades nos han enviado correos oficiales sugiriendo que quienes tenemos visa H1B (visa temporal de trabajo) o Green Card (residencia permanente), no salgamos del país por miedo a que, al regresar, no nos permitan entrar”, subraya.

Canadá, Europa e incluso China se están beneficiando de esta fuga de cerebros. La universidad francesa Aix-Marseille ha creado un nuevo programa llamado ‘Un espacio seguro para la ciencia’. Desde marzo, más de medio centenar de científicos estadounidenses han postulado.

Fuente: RFI